La voz de la Filosofía

Este blog tiene la intención de promover un espacio -virtual, pero no por eso menos real-, en el que los que nos dedicamos a la filosofía (y también los que no) podamos "hablar" y "escribir"...

sábado, abril 22, 2006

¿Quién escribe?

A propósito de escribir escribo estas líneas. ¿Qué actitud debe tomar uno cuando reconoce que aquello que debe hacer no lo hace? Si el trinomio pensar-hablar-escribir es parte de nuestro quehacer y, sin embargo, no está siendo efectivo, ¿qué hacer? Hace unas semanas que no he tenido tiempo para escribir, no he logrado hacerme de un tiempo en el que me despersonalize en el papel (o la pantalla). Esa es la cuestión, hacerse de un tiempo, pero hacerse un tiempo no es encontrar sino, más bien, crear. El tiempo que nos falta hay que crearlo, no encontrarlo. El tiempo que se busca es futuro, no pasado.
Quiero someter a su consideración una cuestión vinculada al trabajo de la escritura, a la búsqueda del tiempo de la escritura: ¿Quién escribe? ¿Quién habla detrás del texto? ¿es el trabajo, la identidad, de un sujeto, de un yo, el que se materializa en las formas de la tinta? ¿o la escritura es, como sugerí líneas arriba, un intento radical de despersonalización, de disolución de la subjetividad?... Planteo esta cuestión porque justamente cuando empezaba a asumir la escritura como la manifestación más personal, más propia, en la que se debía ver reflejado lo que uno es (yo hablo, yo escribo) me tope con la idea contraria, que escribir es perderse a sí mismo en el acto y liberar lo impersonal en nosotros... ¿qué piensan?

sábado, abril 08, 2006

MANIFIESTO: soy un pitufo filósofo o creo serlo

Cuando estaba en el colegio a los quince años de pronto me vi un buen día en el espejo que no me atreví a cruzar con un par de espéculos sobre la nariz (que en aquel entonces estaba unos varios años mas nueva y no había desarrollado el pequeño callo óseo que tienen todas las personas que usan lentes). En ese entonces leía yo cosas que mis amigos no leían y devoraba enciclopedias, de modo que, en efecto, parecía saber las respuestas a un cuuuuuuuuuuuuuuulo de preguntas que a nadie más le importaban (aquellas que no aparecían en el Libro de preguntas y respuestas de Carlitos que todo el mundo tenía). El ‘Ah, ya cállate’, tomado de un personaje de los Looney Toones (que luego se convertiría en mi lema), parecía anticipar lo que vendría después.

FF (léase ‘Fast Forward’) dos años “estudiando” algo que no me interesaba mucho; luego años más algo que parecía interesarme más y de ahí finalmente a lo que se supone me gustaba (Entretanto me hago el interesante de cuando en vez, alardeo sobre las dos o tres trivialidades que ya conozco desde el colegio y que sólo he refinado (cargando libros bajo el brazo —y en la maleta—, siempre cargo libros, no con el brazo suelto, sino contraído —las leyes de la física sostienen que el conocimiento se transmite por ósmosis; las leyes de la magia, en cambio, hablan de contagio—) , aprendo que los “intelectuales” pueden marginar a los demás por burros, también que se puede ser intolerante frente a ellos —total, estas en la Universidad y no vas a estar aguantando a cualquier cretino de medio pelo que se te cruza—. Claro, burros eran todos los que no fuesen yo —y lo mismo va de regreso, porque para un burro, burro es todo el que no es él—). Me gradúo finalmente de Extraña Curiosidad que aparece de cuando en vez en las fiestas de mis amigos y con puedes conversar de todo: de religión, de sexo, de política, de ciencia, de física, de procesos productivos..... (total, a cualquier actividad subyace una teoría que puede identificarse o construirse a la mala con relativa facilidad. (Esto responde a la pregunta ‘¿a qué se dedica un filósofo?’, en principio). Claro, no me iba a quedar con el título solamente, eso sería mediocre, entonces opté por una mención en Renegonería (i.e. I am the official Grumpy).

Se puede observar a esta altura del resumen que llevo encima los carteles de dos pitufos: el uno que siempre detesté y el otro que siempre me cayo mejor: Gruñón . (Lo de goloso también se puede sumar, si se quiere)

Por infortunio —y se anticipa el fin desde el principio— sigo usando espéculos, sigo cargando libros un cuuuulo de libros, si no en la maleta o bajo el brazo, en la cabeza, (que es peor), después de una maestría me di cuenta de que sigo sabiendo un cuuuuuulo de cosas intrascendentes [para otros] (importantes, para mí), estadísticamente conozco a bastante gente que usa lentes (lo normal sería no usar lentes, no?) y aunque no los usen la mayoría tiene cara de sonsos (pero creen no tenerla), muchos aunamos a lo anterior el carácter de mierda que caracteriza a los más de los que nos dedicamos a cosas “académicas”. A veces, si me dan la oportunidad puedo hablar hasta por los codos al punto que podrían llegar meterme una patada en el mencioando y mandarme volando con mis libros y todo. En otras ocasiones, sin embargo, puedo contribuir con la formación personal de alguien más y en el proceso entenderme más a mí mismo.

Conclusión 1: PEPO NOS JODIÓ LA VIDA. Nos sembró un paradigma y mal que bien (porque todos veíamos el bendito programa) crecimos desarrollándolo conciente o inconscientemente.

Conclusión 2: Sí pues, soy un pitufo filósofo. No he encontrado ni MI RESPUESTA, ni la piedra filosofal (mucho menos, oro o fama). Me queda además un largo camino por recorrer para limar aquellas asperezas del paradigma que no me gustan. Pero todos los pitufos/paradigmas tienen cosas que no nos gustan no.... (Se entiende que hace rato me olvide lo que iba a decir y me quedé tratando de elaborar cualquier cosa más o menos coherente, pero al final, no)

Y bueno, como Cirilo, yo decía, no más.

por Javier Ormeño

Ollanta en el diván

Ollanta: me molestan, me molestan!!!
Freud: mmm
Ollanta: comprenda doctor, era una época de guerra...
Freud: lo entiendo, yo también viví tiempos similares durante el gobierno de Hitler en la Alemania Nazi...
Ollanta: Pero mi papi me dijo que como la Historia la escriben los buenos y Hitler perdió entonces se dice que era malo...
Freud: mmm...eh...eh... bueno, este... cuéntame, que recuerdos agradables tienes de Madre Mía...
Ollanta: el río, el río doctor....los atardeceres en el río...
Freud:mmm
Ollanta: eran únicos, eran míos, me sentía grande, poderoso, el centro del universo...
Freud: momentos reconfortantes, de paz, de alegría...
Ollanta: sí doctor, me liberaba, me liberaba!!!.... "bótenlos al río!!!" Es interesante ver cómo nuestro respetado candidato a la presidencia, Ollanta Humala, ha sido presa en los últimos días de unos lapsus linguae o "actos fallidos" bastante significativos. Los actos fallidos son, como nos enseñó Freud, aparentes frases sinsentido o fuera de lugar, que no son coherentes en el contexto del discurso en el que se emiten. Sin embargo, también pueden ser la manifestación de deseos o acontecimientos reprimidos que, al no ser tolerables por la conciencia, van a parar al baúl sin fondo que constituye el inconsciente. Existen diferentes tipos de actos fallidos: por ejemplo, decir "se declara cerrada la sesión" cuando se quería "abrir" la sesión; o, cuando se jura "por dios y por la plata", no pues, por la patria. En fin. Algunos son significativos, y hasta escandalizan, pero terminan siendo simplemente anécdotas patéticas o, en el mejor de los casos, risibles. Pero hay casos en los que, debido a la efervecencia de un contexto, los individuos nos ponemos más delirantes que de costumbre y los actos fallidos que surgen son terroríficos. Aunque algunos, como el clan Humala, son cotidiana y conchudamente delirantes (y terroríficos). Todo lo que este sujeto dice suena a improvisación y a no-sé-bien-de-este-asunto-pero-con-mano-firme-aprendo-al-toque-y-lo-resuelvo-hermanito. Claro, lo resuelve a su manera: cachaco, prepotente, autoritario, fascista... por marica, te fusilo!!!... Volviendo a los actos fallidos, si bien aparecen como no haciendo sentido, en realidad, y esto nos lo enseño Freud, pero también es parte del discurso poético y mítico, tiene más sentido que el sentido común: son la fuente, el origen, la tierra, en la que nuestros contenidos conscientes se organizan. Recordemos que el inconsciente tiene su propios procesos, sus propias características, su propia dinámica. Una de ellas es la atemporalidad, la simultaneidad de todos sus contenidos: la línea presente-pasado-futuro se disuelve en un siempre ahora. Diez años atrás, diez minutos, no se diferencian: hay continua repetición. Volviendo a nuestro capitán, dos frases que ha pronunciado públicamente en estos días, poco célebres, más bien desgraciadas, muestran el afloramiento, casi natural, sin barrera represiva que los contenga (y eso que él es milico, experto en represión), de sus contenidos inconscientes. Por ejemplo, en una entrevista le dice a un periodista que hacía ruidos molestos: "¡qué lo boten al río!...esto no puede haber sido una broma; y en un miting declara: ¡si es la dictadura del pueblo entonces es la democracia!" what!!!... no pues hermano, ¿qué pasó? Lo que ocurre es que ambas expresiones son la manifestación de lo que él es, de lo que quiere hacer: la que expresa el deseo de repetir el acontecimiento (vivito y coleando en el patio trasero de su conciencia) de arrojar gente al río, gente molesta como el periodista o el mosquito que revolotea a su alrededor; y la que expresa el deseo de camuflar su dictadura sosteniendo que "la dictadura del pueblo es la democracia", es decir, como el pueblo quiere eso, entonces es legítimo lo que hago (habla Fujimori!)... Suave, suave... que a la conciencia no le creo, es la experta del cálculo, del costo-beneficio, de la manipulación, etc., pero el inconsciente nos revienta en el rostro aquello que somos y no queremos reconocer, ¿por qué nos aterra o por qué nos parece irresistible? Como señalan muchos testimonios de torturadores, el placer que sienten al torturar a un individuo es indescriptible e inigualable... Haber dado la muerte es darla siempre, en cada instante, con cada palabra, con cada mirada... Moraleja: cuidémonos de no juntarnos con individuos que hayan hecho de la muerte un modo de ser, un hábito, un hobbie...

lunes, abril 03, 2006

¿PITUFO FILÓSOFO?


Si nos ponemos a revisar el prototipo que la sociedad maneja del filósofo, veremos que muchas veces se reduce a "Pitufo filósofo", un hombrecito azul, risible pero insoportable, que sale volando debido a la patada que le pegan sus amigos (por pesado) y que, cuando cae, se le estrella un libro, que nunca lee (poserazo), en la cabeza. Siempre me pareció trillada esa asociasión, pues fuera de los dibujos animados, a veces aparecen en las series de televisión "personajes pintorescos" que tienen como profesión la de " ser filósofos" (profesores de filosofía o estudiantes. Recordemos al insufrible de Guido en "Casado con mi hermano"). Al igual que Pitufo Filósofo, son caracterizados como individuos antipáticos que no paran de hablar.
Pero... ¿qué de real hay en esa visión?, ¿Por qué el filósofo es identificado como un sabelotodo insoportable?. Por supuesto que todos los prototipos deben estar sometidos a crítica, por supuesto que un prototipo no revela la identidad exacta del sector que está representando... pero por algo existe.
¿No estamos siendo, en realidad, invadidos por una legión de "Pitufos filósofos"?, ¿No rondan nuestras aulas?, ¿No exacerban el rol de la filosofía y ya comienzan a criticarlo todo?, ¿Hablan mucho pero no hacen nada?. Recuerdo que cuando recién entre a Filosofía, me topé con varios pitufines; parecían saberlo todo, tener una respuesta para todo...es más... habían leído todo!!! ¡Que bestia me sentía yo frente a tanta "luminaria"!. Cuando vine a Stgo a estudiar, ahí estaban ellos también, corrigiendo a los maestros, haciendo gala de una sabiduría suprema, hablando en latín.. Pater noster!
¿Qué hacen los filósofos? Bajo estas luces podría responderse: alardear y lucir la gran cantidad de materia gris que poseen sus gigantescos cerebros.
¿Por qué nadie quiere hacer públicas sus reflexiones? Porque muchos temen al escrutinio severo del Pitufo Filósofo (aunque eso no es excusa) que espera con el diente afilado los "pobres" aportes que puedan dar otros .
¿Por qué el filósofo parece inoperante frente a la realidad? Porque Pitufo Filósofo está en su casa planeando que pregunta sorprendente hacer en clase para dejar a los otros filósofos boquiabiertos (aún ignorantes e incapaces, a su juicio, de decir algo que valga la pena) . O de seguro, debe estar pegado a Papa Pitufo tratando de absorber su sabiduría.
Con temor, creo ver que este afán competitivo está dominando la filosofía. Me parece que la filosofía está siendo malentendida y en vez de forjar pensadores humildes que aumen su ignorancia y hacen de ella un horizonte desde el cual construir, forja personajes cuya meta es saberlo todo, ser mejores que el compañero, y, porque entienden un cuarto de lo que dice Kant, Hegel o Epicteto, ya juran se lograron por el resto de sus días.
Este es pues, otro mal que acecha la filosofía, junto a la falta de escritura, junto a la falta de opinión, junto a la aparente imposibilidad de acercar el quehacer filosófico a la realidad, está el Pitufo Filósofo, que muchas veces, incluso, termina siendo un educador que transmite esa "extraña iluminación" a los pobres incautos que recién han salido del colegio, incautos que luego serán parte de su séquito, como quien es parte de un culto.
En fin, no existe quien no se haya sentido alguna vez fascinado por el saber frente al cual te pone la filosofía, pero la fase de "pedantería" se supera rapidito y "el que puede, puede y el que no puede, aplaude". Si no lo hemos superado, entonces estaremos condenados a que algún día se nos estrelle la biblioteca encima de la cabeza.

domingo, abril 02, 2006

¿Alguna vez te has preguntado qué hace un filósofo?


Muchas veces me he preguntado qué es lo que hacemos realmente los que nos dedicamos a la filosofía. Es decir, si seguimos el refrán "zapatero a su zapato", que muy bien podría ser platónico, ¿cuál es el zapato de los fílósofos? ¿cuál es nuestro fetiche? Planteo esta pregunta no con un afán de distinción que, como toda diferenciación, tendría entre líneas, sesgadamente, la intención de establecer una jerarquía (lo que nos llevaría a: "la filosofía es lo máximo, se dedica a pensar la Totalidad, el Ser, mientras que el resto de pobres disciplinas solo ven un aspecto de la realidad"); sino porque la ignorancia con respecto a cuál es la función de la filosofía y del filósofo es una de las trabas más grandes que impide que hagamos de la filosofía una disciplina activa. Además, la identidad de la filosofía y la de los que nos animamos a hacer de ella parte de nuestra vida está en juego en esta indeterminación. Uno se define en gran parte por lo que hace (desear-creer-pensar-recordar-hacer, componentes del concepeto "identidad"), pero si no estas seguro de qué es lo que haces ¿cómo definirte? Identidad y Acción son dos caras de una misma moneda: si no sabes quién eres no tienes una estructura definida con un centro de "mando" que te permita ligar tu psique con la realidad. Si no sé quien soy, entonces no sé qué hacer (porque no reconozco mis posibilidades); si no sé qué hacer, entonces no sé quién soy. Hay que definirnos para poder actuar, hay que actuar para buscar definirnos. ¿Alguién sabe que hace un filósofo? ¿alguien sabe quiénes somos?