La voz de la Filosofía

Este blog tiene la intención de promover un espacio -virtual, pero no por eso menos real-, en el que los que nos dedicamos a la filosofía (y también los que no) podamos "hablar" y "escribir"...

sábado, abril 08, 2006

Ollanta en el diván

Ollanta: me molestan, me molestan!!!
Freud: mmm
Ollanta: comprenda doctor, era una época de guerra...
Freud: lo entiendo, yo también viví tiempos similares durante el gobierno de Hitler en la Alemania Nazi...
Ollanta: Pero mi papi me dijo que como la Historia la escriben los buenos y Hitler perdió entonces se dice que era malo...
Freud: mmm...eh...eh... bueno, este... cuéntame, que recuerdos agradables tienes de Madre Mía...
Ollanta: el río, el río doctor....los atardeceres en el río...
Freud:mmm
Ollanta: eran únicos, eran míos, me sentía grande, poderoso, el centro del universo...
Freud: momentos reconfortantes, de paz, de alegría...
Ollanta: sí doctor, me liberaba, me liberaba!!!.... "bótenlos al río!!!" Es interesante ver cómo nuestro respetado candidato a la presidencia, Ollanta Humala, ha sido presa en los últimos días de unos lapsus linguae o "actos fallidos" bastante significativos. Los actos fallidos son, como nos enseñó Freud, aparentes frases sinsentido o fuera de lugar, que no son coherentes en el contexto del discurso en el que se emiten. Sin embargo, también pueden ser la manifestación de deseos o acontecimientos reprimidos que, al no ser tolerables por la conciencia, van a parar al baúl sin fondo que constituye el inconsciente. Existen diferentes tipos de actos fallidos: por ejemplo, decir "se declara cerrada la sesión" cuando se quería "abrir" la sesión; o, cuando se jura "por dios y por la plata", no pues, por la patria. En fin. Algunos son significativos, y hasta escandalizan, pero terminan siendo simplemente anécdotas patéticas o, en el mejor de los casos, risibles. Pero hay casos en los que, debido a la efervecencia de un contexto, los individuos nos ponemos más delirantes que de costumbre y los actos fallidos que surgen son terroríficos. Aunque algunos, como el clan Humala, son cotidiana y conchudamente delirantes (y terroríficos). Todo lo que este sujeto dice suena a improvisación y a no-sé-bien-de-este-asunto-pero-con-mano-firme-aprendo-al-toque-y-lo-resuelvo-hermanito. Claro, lo resuelve a su manera: cachaco, prepotente, autoritario, fascista... por marica, te fusilo!!!... Volviendo a los actos fallidos, si bien aparecen como no haciendo sentido, en realidad, y esto nos lo enseño Freud, pero también es parte del discurso poético y mítico, tiene más sentido que el sentido común: son la fuente, el origen, la tierra, en la que nuestros contenidos conscientes se organizan. Recordemos que el inconsciente tiene su propios procesos, sus propias características, su propia dinámica. Una de ellas es la atemporalidad, la simultaneidad de todos sus contenidos: la línea presente-pasado-futuro se disuelve en un siempre ahora. Diez años atrás, diez minutos, no se diferencian: hay continua repetición. Volviendo a nuestro capitán, dos frases que ha pronunciado públicamente en estos días, poco célebres, más bien desgraciadas, muestran el afloramiento, casi natural, sin barrera represiva que los contenga (y eso que él es milico, experto en represión), de sus contenidos inconscientes. Por ejemplo, en una entrevista le dice a un periodista que hacía ruidos molestos: "¡qué lo boten al río!...esto no puede haber sido una broma; y en un miting declara: ¡si es la dictadura del pueblo entonces es la democracia!" what!!!... no pues hermano, ¿qué pasó? Lo que ocurre es que ambas expresiones son la manifestación de lo que él es, de lo que quiere hacer: la que expresa el deseo de repetir el acontecimiento (vivito y coleando en el patio trasero de su conciencia) de arrojar gente al río, gente molesta como el periodista o el mosquito que revolotea a su alrededor; y la que expresa el deseo de camuflar su dictadura sosteniendo que "la dictadura del pueblo es la democracia", es decir, como el pueblo quiere eso, entonces es legítimo lo que hago (habla Fujimori!)... Suave, suave... que a la conciencia no le creo, es la experta del cálculo, del costo-beneficio, de la manipulación, etc., pero el inconsciente nos revienta en el rostro aquello que somos y no queremos reconocer, ¿por qué nos aterra o por qué nos parece irresistible? Como señalan muchos testimonios de torturadores, el placer que sienten al torturar a un individuo es indescriptible e inigualable... Haber dado la muerte es darla siempre, en cada instante, con cada palabra, con cada mirada... Moraleja: cuidémonos de no juntarnos con individuos que hayan hecho de la muerte un modo de ser, un hábito, un hobbie...

1 Comments:

At 5:06 p. m., Anonymous Anónimo said...

Ollanta en el diván...muy bueno.
A mi parecer, magnífico...
TP

 

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