La voz de la Filosofía

Este blog tiene la intención de promover un espacio -virtual, pero no por eso menos real-, en el que los que nos dedicamos a la filosofía (y también los que no) podamos "hablar" y "escribir"...

lunes, diciembre 18, 2006

Cambio: devenir imperceptible


Los grandes cambios son imperceptibles. Esta afirmación puede parecer extraña. Normalmente, el cambio mismo, sin duda, es evidente, ruidoso, y muchas veces inesperado. Y al ser estruendoso e inesperado se muestra sorprendente. Como se suele decir: nunca estamos preparados para los cambios. Esto sucede porque nos hemos acostumbrado a ver el mundo y lo que sucede en él de forma macro, como si todo estuviese formado a partir de grandes bloques o estructuras; formaciones que generalmente son duales y categóricas: hombre-mujer, ricos-pobres, amor-odio, alegría-tristeza, izquierda-derecha, artificial-natural, etc. A esta organización macro de lo real Deleuze la llama "molar" y le opone lo que él, junto a Felix Guattari, llama lo "molecular", lo micro diríamos en lenguaje económico. Esta oposición pretende mostrar que los grandes cambios, justamente, se dan a nivelar molecular, pero que mientras se están dando no son perceptibles. Lo molecular es entonces lo que constantemente está siendo, es decir, deviniendo. Es el flujo imperceptible de lo real, el flujo que está por debajo de las grandes categorizaciones o estructuras. En lenguaje platónico, es lo que no representa el modelo de la Idea, es el sofista. ¿Por qué reflexiono ahora sobre esta distinción entre lo molar y lo molecular? Siempre exigimos cambios, sobre todo en un país como el nuestro, tercermundista y postergado; pero también lo hacemos en nuestro trabajo o en nuestras relaciones más cercanas. Sin embargo, poco hacemos para que esos cambios se den efectivamente. Pensar en grande no funciona. Seguramente la utopía de la revolución, del cambio radical, es una representación fuerte e importante de qué es lo que un pueblo quiere. Pero es solo eso, una representación. Lo importante es, como afirma Deleuze, el devenir revolucionarios de cada individuo (y, obviamente, no estoy hablando acá solo de política). Lo importante está en el medio, no al final o al comienzo. No qué soy y qué quiero ser, sino que estoy siendo. Trabajar con nosotros mismo a nivel molecular, trabajar nuestros devenires, nuestros flujos y movimientos microscópicos, esa es la forma de producir, luego, ante los ojos que no ven más allá de lo evidente, lo que estos llamarían un cambio. Es común condenar a quienes tiene el poder por su incapacidad para generar cambios reales. (Nota al pie: Poder acá en sentido tradicional, como estructura de dominación. Sería interesante ver esta cuestión de lo molar y lo molecular teniendo en cuenta la "microfísica del poder" de Foucault). El poder es molar, y moral. Evidentemente tienen cierta responsabilidad, pero al mismo tiempo son impotentes. Verticalmente, de arriba hacia abajo, no hay verdadero movimiento. El movimiento surge desde el fondo, nuevamente, de lo molecular. Habría que dejar de exigirle al poder lo que, por definción, no puede hacer: devenir. Solo nosotros somos capaces de hacerlo.

2 Comments:

At 10:18 p. m., Anonymous Anónimo said...

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At 4:05 p. m., Anonymous Anónimo said...

Gracias justo necesitaba saber sobre lo molar según G. Deluze. Pues en Anti Edipo encuentro este termino. Soy estudiante pero no de filosofía, gracias!

 

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