La voz de la Filosofía

Este blog tiene la intención de promover un espacio -virtual, pero no por eso menos real-, en el que los que nos dedicamos a la filosofía (y también los que no) podamos "hablar" y "escribir"...

viernes, setiembre 08, 2006

¿Qué pasa con la voz de la filosofía?

Pero... en serio... ¿QUÉ PASA CON LA VOZ DE LA FILOSOFÍA?

2 Comments:

At 1:18 p. m., Blogger Alejandro said...

jaja... algo pasa. En principio, no tengo internet en mi casa, eso ya es un motivo para desconectarme de lo virtual. Pero, además, el trabajo desgraciadamente nos impide pensar, solo podemos actuar. Épocas de lagunas....

 
At 12:32 p. m., Blogger M said...

LA REALIDAD ES PERFECTA

1. Conflicto de inicio

1 Asumo que tenemos una relación conflictiva con la realidad.
2 Parece evidente que esa realidad que percibimos no nos complace en nuestra búsqueda de la felicidad.
3 Creemos, vanamente que la realidad no nos hace felices, porque no se ajusta a nuestros deseos.
4 Puede que eso, no sea exactamente así.
5 Voy a sostener, precisamente, que lo que ocurre es lo contrario.

2. Perfección de la realidad

1 La realidad, sí se ajusta a nuestros deseos.
2 Y lo hace perfectamente, con toda exactitud e inmediatez.
3 Deseamos aquello en lo que creemos y percibimos nítidamente aquello que deseamos, porque creemos en ello.
4 Sólo existe, para nosotros, finalmente, aquello que percibimos.
5 Es por lo tanto nuestra realidad.

3. Percepción errada

1 Pero esta realidad que percibimos, no puede satisfacernos, precisamente, por la distorsión y el forcejeo que continuamente introducimos en ella.
2 La interpretación forzada que introducimos mediante nuestra percepción hace precisamente que, aún percibiendo exactamente lo que dicta nuestro deseo, el resultado no nos satisfaga.
3 ¿Cómo puede eso ser así?.
4 ¿Es que no deseamos todos, ser felices?

4. El deseo erróneo

1 Deberíamos preguntarnos pues qué es lo que deseamos realmente, para que ocurra que cuando éste deseo, se manifiesta en la realidad y se presenta ante mí, lo rechace porque me cause dolor e infelicidad en vez de dicha.
2 Para responder con garantías a esa pregunta es necesario responsabilizarse con sinceridad ante todo lo que nos sucede.
3 Lo contrario sería afirmar que somos víctimas del azar o el destino y que no tenemos el control suficiente, respecto a la realidad, como para garantizar nuestra felicidad y por lo tanto sería como renunciar a ella.
4 Y asumir que este fracaso nos perseguirá durante toda nuestra vida.

5. Pseudo realidad percibida

1 Para rechazar, tan lamentable escenario, es necesario, creer, aunque sólo sea en una hipótesis inquisitiva, que todo lo que percibo, es exactamente, aquello que deseo percibir.
2 Que poseemos el indecible poder de rodearnos del mundo que deseamos.
3 Pero consecuentemente debemos ir más allá, para explicarnos lo que nos sucede.
4 Constatamos que fracasamos estrepitosamente en lo que pretendemos que es nuestro objetivo más obvio, esto es, que buscamos la felicidad.
5 La razón básica de nuestro fracaso no puede ser otra, debemos reconocerlo, que estamos equivocados respecto a aquello que nos hace felices,
6 puesto que, asumiendo nuestra hipótesis,
7 es la realidad del mundo, tal como lo percibimos, la que nos impide obtener y disfrutar de esa felicidad plena.

6. No sabemos qué desear

1 ¿Podemos estar tan equivocados, respecto a eso, que es tan fundamental?
2 ¿Puede ser tal nuestra ignorancia, que a pesar de los continuos fracasos, no atinemos por fin, a desear aquello que nos haga realmente felices?
3 ¿Es tan poco fructífero nuestro sabio método de ensayo y error?.

7. La traición

1 Cabe otra respuesta.
2 Quizás no deseamos, tanto cómo pretendemos, nuestra felicidad plena, más bien nos conformamos con migajas de ella, pequeñas satisfacciones momentáneas que nos impiden descubrir una profunda deslealtad hacia nosotros mismos.
3 Si es cierto que tenemos ese poder de percibir todo según nuestro deseo.
4 ¿Por qué no lo ejercemos a plena satisfacción?.
5 ¿Cuál es el motivo de tamaña traición?.
6 ¿Porqué renunciamos a nuestra felicidad?.
7 ¿Es que le tenemos miedo?.

8. El rechazo oculto

1 Rechazamos nuestra felicidad.
2 Utilizamos nuestra prerrogativa de rodearnos de la realidad que queremos, en contra de nosotros mismos.
3 ¿Y si no le tuviéramos miedo a la felicidad, cómo utilizaríamos este inmenso poder?.
4 ¿Lograríamos crear una realidad plenamente satisfactoria?.
5 ¿Terminaríamos finalmente este continuo procesos de ensayo y error con un éxito pleno y asegurado?.

9. Ausencia de lealtad

1 Sin duda, aceptando tal capacidad y con la única condición de ser plenamente leales a nuestro anhelo de felicidad, no tardaríamos en encontrarla y hacer que ésta fuera incesante y absoluta.
2 Si no le tuviéramos miedo a la felicidad y por consiguiente, no la rechazáramos, terminaríamos por conseguirla plenamente.
3 Y si es así,
4 ¿Qué hay de la realidad previa, antes de introducir esa distorsión descabellada, mediante nuestro inmenso poder, traicionero, de percepción, selectiva, interesada y deformante?

10. Miedo a la realidad

1 Puede que también, a esa realidad primigenia le tengamos miedo, como a nuestra propia felicidad.
2 Puede que nuestra deslealtad hacia nosotros mismos no sea distinta a la deslealtad que le tenemos a la misma realidad al pretender modificarla.
3 ¿ Porqué, sino, despreciamos de antemano la realidad que nos es dada?.

11. Rechazo de la realidad

1 Es cierto, también la rechazamos.
2 En consecuencia, podría suceder, que al igual que le tenemos miedo a la felicidad, también le tengamos miedo a esta realidad.
3 Y que por ese mismo motivo, la rechazáramos.
4 Le tenemos miedo a la realidad que nos es dada, porque nos podría hacer felices.
5 ¿Podría suceder que la realidad que podría satisfacernos no sea más que la realidad que ya existe, perfectamente acorde con nuestros anhelos.?
6 Esta misma realidad de la que nos separamos en este rechazo frontal y que preferimos ignorar mediante una descabellada elección previa.
7 ¿Podría suceder, así mismo, que sólo por ese miedo irracional y traicionero que nos ofusca, nos lanzásemos a inventar otra realidad defectuosa, inmediatamente, sin ni siquiera examinar, con leal coraje, la que nos es dada?.

12. Autoengaño

1 Preferimos cualquier realidad defectuosa que seamos capaces de inventar, con tal de no aceptar la que nos ha sido dada, perfecta.
2 Preferimos auto-engañarnos, dándonos, momentáneamente, por satisfechos, con una relativa y precaria sensación de control ya que en el fondo no ignoramos que somos nosotros mismos los que modulamos esa pseudo realidad a nuestro loco antojo.
3 ¿Cómo somos capaces de canalizar ese inmenso poder para mantenernos separados de nuestra propia felicidad, si no es engañándonos a nosotros mismos, hasta perder noción de nuestra identidad portentosa?
4 ¿Cuánto sufrimiento somos capaces de resistir, antes de renunciar a una elección tan equivocada y volver a la realidad perfecta que tenemos tan a nuestro alcance?

13. El sufrimiento

1 Cuando nos excedemos, en nuestra dosis de sufrimiento, lo que por sí mismo sería suficiente para desvanecer ese auto-engaño tan simple, acudimos a otro engaño aún más traicionero, hasta encerrarnos en un laberinto de terror, impotencia y muerte.
2 ¿Cómo lo hacemos?.
3 Mediante la proyección de todas nuestras fabulosas energías hacia un inexistente "exterior de nosotros mismos".
4 Inventamos entonces el "otro", el "enemigo" que personifica nuestro conflicto con la realidad, para hacerlo culpable de nuestra propia deslealtad, que pugnaba por salir a la superficie y que ahora puede permanecer así cada vez más oculta.

14. Origen del mundo exterior

1 Proyectamos nuestra elección de infelicidad al mundo exterior, hacia ese otro, perdiendo así nuestra, cada vez más precaria, conciencia de control.
2 Escenificamos el intento de recuperar el control mediante más sufrimiento proyectado en el ataque a nuestro "enemigo".
3 Hemos inventado así todas las dificultades y en nuestra lucha falaz por vencerlas no hacemos más que ocultarnos que nuestro verdadero objetivo no ha sido siempre ser felices.
4 Recuperamos así nuestra falsa sensación de lealtad ante nosotros mismos ya que podemos mantener la fantasía de que buscamos nuestra felicidad y que ésta se ve dificultada e impedida, no por nuestra elección responsable, si no por un hipotético mundo exterior,
5 del que ignoramos que nosotros mismos lo hemos fabricado, plagado de impedimentos, conflictos, adversidades, accidentes, enemigos,
6 y de los que le hacemos a él, responsable y culpable.
7 y a nosotros, indefensos ante sus ataques e incapaces, ya, de trasformarlo, dominarlo, de vencer su resistencia.
8 Empleamos la vida entera a conseguirlo infructuosamente, hasta ceder en el desánimo y el cansancio de la muerte.

15. Al encuentro de la realidad

1 Y ahora, ¿ Qué podemos hacer?.
2 ¿Podemos retroceder en ese laberinto de terror, desandar todos los oscuros senderos, recuperar nuestra cordura, vencer este miedo irracional a ser felices, reencontrar la realidad tal como es, recordar el verdadero significado que yace en ella y que quizás nos haría plenamente dichosos?.
3 O seguir insistiendo en una falacia, ya plenamente revelada.
4 ¿Tenemos verdadero acceso a esta realidad tal como es, para proceder a una verdadera investigación?
5 Una comprobación de nuestra hipótesis esperanzada.
4 ¿Podremos deshacernos del hábito de rechazo previo, tan profundamente arraigado?
5 ¿Con qué parámetros podremos juzgar la realidad dada para reconocer si puede o no satisfacernos, puesto que hemos descubierto que ahora ya no sabemos realmente qué es aquello que nos puede hacer felices, ni porqué le tenemos miedo a la felicidad, sin ni siquiera saber en qué consiste ésta?
6 ¿Cómo identificar estos obstáculos y removerlos definitivamente para enfrentarnos abiertamente con la realidad que existe, sin deformarla confundiéndola con nuestras interpretaciones y preguntarle sinceramente si puede hacernos felices?
7 ¿Cómo ir al encuentro de la realidad?.

16. ¿Dónde buscar?

1 Primero tendremos que distinguir claramente la realidad que percibo de la realidad que existe.
2 Para ello tendremos que asumir que la realidad que percibo muestra los significados de mi percepción, puesto que es mi deseo el que la interpreta en cada momento y es por ello que se me muestra cambiante, contradictoria y conflictiva.
3 Es mi deseo el que me traiciona por el miedo.
4 Es mi deseo el que le otorga a la realidad todo el significado conflictivo que percibo.
5 ¿Debería entonces enfrentar la realidad sin ningún deseo preconcebido?.
6 ¿Es eso posible?
7 ¿Si el inmenso poder que le hemos otorgado al deseo de acomodar toda la realidad que percibimos nos traiciona, debemos renunciar a él?

17. ¿Qué desear?

1 Puesto que reconozco no saber lo que me podría hacer feliz y al mismo tiempo también reconozco no saber cuál es el significado que tiene la verdadera realidad,
2 ¿dónde voy a depositar todo este inmenso poder del deseo sin que me dañe de nuevo?
3 ¿Qué debería pues desear, para que la realidad que perciba se asemeje a la realidad que ya existe?.

18. Permanencia de la realidad

1 La realidad que puede satisfacerme no es mas que la realidad que existe y que tiene significado.
2 Esta realidad permanece oculta a mi entendimiento por un esfuerzo incesante por mi parte de modificarla a mi gusto y controlarla a mi capricho.
3 Pero puede que la realidad no se deje modificar a mi capricho y que eso sea una auténtica bendición.
4 Puesto que mi voluntad permanece esclavizada por deseos vanos y volátiles.
5 La realidad a la que daría existencia, si se amoldara a mi deseo, lograría pues esclavizarme sin remedio.

19. La realidad , perfectamente, a salvo, espera mi deseo.

1 ¿Es eso desconfianza hacia mí mismo y derrotismo desesperanzado?.
2 Si mi imagen de mí mismo fuera real, desde luego que sería una situación desesperada y absurda.
3 Es precisamente el mundo, tal como lo percibo, el resultado de mis deseos y de mi libre albedrío.
4 Es ése el mejor ejemplo o lección de lo que este yo, que me he creado, es capaz de hacer.
5 Sin embargo esa realidad que percibo no es la realidad verdadera y por eso digo que si ésta, la verdadera, está a salvo de ese falso yo que constantemente entra en conflicto con ella, pasando de víctima a victimario en cada suspiro, eso es sin duda una auténtica bendición.
6 Pero no puedo quedarme en eso, puesto que si no tuviera acceso a la realidad verdadera no podría jamás ser feliz.
7 Puesto que lo que me hace feliz es el significado de la realidad y este sólo se halla en aquella que existe verdaderamente.

20. Plan de investigación

1 Buscaré entonces la realidad, sabiendo de antemano, que es perfectamente acorde a mi deseo.
2 Desearé, entonces, la realidad tal como es.
3 Encontraré la felicidad en el significado de la realidad, tal como me es dada.
4 Esa realidad, que aún me es desconocida, incluye mi propia identidad.
5 Es una realidad, total e indiferenciada, que me incluye tanto a mi como a mi mundo, en una armónica y perfecta unidad.


21. El trayecto de lo perceptible incondicionado a la percepción condicionada.

1 La realidad percibida no es la realidad verdadera, ésta es total e indiferenciada y permanente.
2 La verdadera realidad, es por lo tanto, perfecta.
3 Sin embargo, incluye también nuestra percepción.
4 Siendo así, esta realidad percibida, es también parte de la realidad, aunque distorsionada, incompleta, parcial, limitada, imperfecta, por nuestra percepción.
5 La realidad perceptible mantiene su perfección incólume, dándose generosamente.
6 Sin embargo, la realidad percibida, está condicionada a nuestra percepción.
7 Y ésta a nuestra interpretación.
9 Y ésta a nuestro deseo.
9 Y éste a nuestra creencia.
10 Y ésta a nuestra voluntad.
11 Y ésta a nuestra identidad.
12 Y ésta a nuestra realidad, la verdad.
13 Sólo cuando la realidad percibida incluya toda la realidad perceptible obtendremos la felicidad y la satisfacción que nos abrirá las puertas a la realidad total.
14 ¿Cómo corregir , hasta completar, nuestra percepción, sesgada anticipadamente.?

22. Corregir el error

1 Equivocamos nuestra percepción en dos niveles, el sensitivo y el interpretativo.
2 El sensitivo se perfecciona mediante la naturaleza, la evolución.
3 Poco debemos preocuparnos de ello, simplemente dejar que siga su curso, sin estorbar ni interferir en sus leyes.
4 El interpretativo, sin embargo, se perfecciona mediante la mente, el alma supranatural.
5 Ahí si, tenemos el control y la responsabilidad.
6 ¿Qué podemos hacer, para corregir nuestra interpretación?
7 Equivocamos nuestra interpretación en dos niveles, el deseo y el juicio.

23. El poder del deseo, la voluntad

1 El deseo se perfecciona mediante la creencia, extinguiéndose a sí mismo, trascendiéndose en la voluntad.
2 Si sólo podemos desear aquello en lo que creemos.
3 Y dejamos de creer en aquello que percibimos.
4 ¿Dónde colocamos nuestro deseo?
5 Podemos creer en que la realidad perceptible nos hará felices, a condición de no cometer de nuevo el error de creer en la realidad percibida.
6 Así trascendemos los errores de la percepción, cambiando continuamente nuestra interpretación y ejerciendo la voluntad de creer en aquello que aún no percibimos,
7 pues la realidad perceptible no se ha desplegado completamente ante nuestros ojos, si no obtenemos, aún, la más completa felicidad.
8 Eso es, total apertura, total confianza, total escucha.
9 Total compromiso con lo que la realidad nos quiera mostrar,
10 sin más deseo que una voluntad creativa, acogedora y benevolente hacia esa realidad que se muestra paulatinamente.

24. El poder del juicio, el perdón

1 Si la realidad percibida por una interpretación errónea nos muestra imperfección, sufrimiento y culpabilidad?
2 ¿Cómo juzgar a la realidad, perfecta, benevolente, inocente?
3 ¿Cómo realizar ese juicio definitivo?
4 Suspendiendo el juicio intermedio, incompleto, falseado.
5 La víctima y el verdugo, el vencedor y el vencido, son papeles intercambiables, temporales, aparentes.
6 Atribuirse cualquiera de ellos, creyendo en la ilusión de una interpretación errónea, divide la realidad, aleja en el tiempo la única sentencia posible, definitiva, equilibrada y justa, la inocencia.
7 El juicio se perfecciona mediante la identidad, extinguiéndose en la verdad ( que es la Realidad).
8 La creencia anticipa, acercándose a la realidad, trascendiendo la percepción, hasta extinguirse en el conocimiento completo y unitivo de la realidad (que se incluye a sí mismo, en ella).
9 La identidad experimenta mediante la conciencia de separación, la realidad perceptible, hasta extinguirse en la unión de voluntad con ésta.

25. lo que no encaja

1 Si el poder del deseo es sólo el de modificar nuestra percepción.
2 El mal es sólo error de percepción.
4 No existe en el exterior,
5 ni en el interior de nuestra mente si no es antes aceptado por nuestra interpretación.
6 La realidad verdadera y la perceptible permanecen intocadas, a salvo por siempre en su perfección.
7 La realidad percibida, en cambio, es sólo ilusión temporal, perecedera, cambiante.
8 En esa ilusión vemos el mundo que no puede satisfacer nuestros deseos, o hacerlo de forma temporal e incompleta.

26. Oportunidad y propósito

1 La realidad perceptible es la oportunidad de desvanecer la ilusión, completando y corrigiendo nuestra percepción.
2 Esta realidad perceptible nos es dada con el propósito de perfeccionar nuestro deseo que es creencia desleal en la ilusión, hasta descubrir el poder de nuestra libre voluntad, que es creencia fiel en la realidad.
3 El poder de nuestra voluntad es el mismo que el de la creación de la realidad, total, indiferenciada y permanente, puesto que nuestra voluntad es la misma e idéntica a ella.
4 Comprobar una y otra vez que la ilusión no satisface nuestros deseos, a pesar del enorme poder de percibir siempre la realidad conforme a ellos, nos permite renunciar a los mismos, cambiando nuestra creencia, respecto a lo que nos hace felices.
5 Cambiar nuestra creencia, respecto a lo que nos hace felices, es cambiar nuestra creencia respecto a quienes somos, puesto que siempre somos leales a quién creemos ser.
6 Ser leales a quién creemos ser, es no ser leales a quién realmente somos, cuando la ilusión nos lo oculta.
7 Así es como la realidad perceptible, que nos es dada, termina por disipar la ilusión, a condición de percibir de forma correcta.
8 atravesando, engaño, sufrimiento, culpa y separación,
9 hasta trascender el miedo a la realidad sobre nosotros mismos y el mundo, en amor total, indiferenciado y unitivo hacia la verdadera Realidad.

27. Raíz del conflicto

1 El invento de ese “otro”, de ese “mundo exterior”, forma parte de la realidad percibida, mediante esos mecanismos de percepción erróneos, (deseo y juicio).
2 Es un invento acerca de todo lo que rechazamos ser nosotros mismos, para hacerlo así ajeno y en conflicto.
3 Con lo que tergiversamos también, aquello que somos, creyendo ser algo distinto de la realidad,
4 al sufrir, aquello que realmente somos, la amputación de todo lo exterior y ajeno.

 

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