La voz de la Filosofía

Este blog tiene la intención de promover un espacio -virtual, pero no por eso menos real-, en el que los que nos dedicamos a la filosofía (y también los que no) podamos "hablar" y "escribir"...

miércoles, julio 26, 2006

Enseñar es un dar

Enseñar es un dar, un ofrecer; pero en el enseñar no se ofrece lo aprendible, sino que se da al alumno solamente la indicación de tomar para sí lo que ya tiene. Cuando el alumno adopta únicamente algo ofrecido, no aprende. Llega al aprender recién cuando experimenta lo que toma, como aquello que él mismo ya tiene. Un verdadero aprender hay sólo allí donde el tomar aquello que ya se tiene es un darse a sí mismo y se experimenta como tal. Por eso, enseñar no es otra cosa que dejar aprender a los otros, es decir, inducirse mutuamente a aprender. Aprender es más difícil que enseñar; pues sólo quien verdaderamente puede aprender –y sólo mientras puede– es el que verdaderamente puede enseñar. El verdadero maestro se diferencia del alumno únicamente porque puede aprender mejor, y porque quiere aprender con más propiedad. En todo enseñar quien más aprende es el que enseña.
Este aprender es el más difícil: tomar conocimiento realmente y hasta el fondo, de lo que ya sabemos desde siempre. Este aprender, el único que nos importa aquí, exige mantenerse constantemente en lo que en apariencia es lo más obvio, por ejemplo en la pregunta acerca de lo que es una cosa. Preguntamos impertérritos acerca de la misma inutilidad manifiesta, considerada desde la utilidad; preguntamos lo que es la cosa, lo que es el instrumento, lo que es el hombre, lo que es la obra de arte, lo que es el estado, lo que es el mundo. (Martin Heidegger, La pregunta por la cosa)

sábado, julio 22, 2006

Pensar es un deporte extremo y para especialistas. No trate de hacerlo en casa


"Cualquier pez puede nadar cerca de la superficie, pero solo las grandes ballenas son capaces de descender más de cinco millas.... Desde que el mundo es mundo, los buceadores del pensamiento regresan a la superficie con los ojos inyectados de sangre" (Herman Melville, Moby Dick)

miércoles, julio 19, 2006

Gritos


No soy un amante del arte, aunque algunas veces desearía serlo. En realidad no tengo muchas pasiones. Sin embargo, la pintura "el grito" de Edvard Munch (y otras de sus obras) me tocan especialmente. Siento que son obras necesarias... justamente, como un grito. Un grito es necesario, no podemos evitar emitirlo, es independiente de nuestra voluntad. Para el filósofo francés Gilles Deleuze (el que ya ha sido mencionado más de una vez en este blogg) los conceptos filosóficos deberían poseer la necesidad del grito, una necesidad que emane de la vida, de lo más profundo de nuestro ser.
Encontré en internet las palabras con las que el mismo Munch narra la experiencia que lo llevó a concebir esta obra, lo dejo hablar:
"Caminaba yo con dos amigos por la carretera, entonces se puso el sol; de repente, el cielo se volvió rojo como la sangre. me detuve, me apoyé en la valla, indeciblemente cansado. lenguas de fuego y sangre se extendían sobre el fiordo negro azulado. Mis amigos siguieron caminando, mientras yo me quedaba atrás temblando de miedo, y sentí el grito enorme, infinito, de la naturaleza".

19/7/2006

Amigos, hace unos meses que esta página ha estado fuera de actividad; paradójicamente, puesto que ella surgió con la finalidad de activar-me y activar a todos aquellos que tuvieran el interés y la necesidad de decir algo... Pero bueno, como dice el maestro Deleuze, lo más interesante de una vida son sus momentos de amnesia y de hipermnesia, sus lagunas y sus torbellinos. Hoy he querido tratar de insertarle nueva vitalidad ya que he acabado una etapa de mi vida: mis estudios de maestría. Espero, pues, ahora que tengo más tiempo, reactivar este proyecto. Los animo a que me ayuden a mantenerlo vivo. Cualquier cosa que deseen publicar, o sus comentarios, pueden mandármelos a mi correo: cannock@gmail.com. Hasta pronto!